Match Point y la suerte según Woody Allen

En este mes de noviembre se cumple 12 años del estreno de Match Point, una de las películas de Woody Allen que mejores críticas se ha llevado y con la que comenzaba su periplo europeo, siendo la primera de las tres que rodó en Londres y dejando a un lado su amada Nueva York, a pesar que en un principio se tenía planteado rodar la película en Hampstod en el estado de Nueva York. Pronto Match Point se convirtió para crítica especializada y fans de Allen en la mejor película de las rodadas alejadas de Nueva York y una de las mejores de su filmografía, quizá la mejor después de Manhattan y Annie Hall, pero con un estilo y una temática que se alejan de lo que suele ser habitual en el cine de Woody Allen, aunque también se pueden observar temáticas y obsesiones parecidas en películas como Cassandra’s Dream o Delitos y faltas. Tanta buena aceptación tuvo la película que fue la primera del director neoyorquino en recoger beneficios en Estados Unidos desde Hannah y sus hermanas, aunque eso es algo habitual en el cine de Woody Allen quien ha afirmado en diferentes ocasiones que, si no fuese por su aceptación en Europa, no podría sacar adelante sus películas.

Con un guión ejecutado a la perfección y una dirección sobria pero muy efectiva, la película nos adentra en una espiral de obsesiones, pasiones y tentaciones envueltas en una reflexión filosófica perfectamente traída a lo que se le une la pareja formada por Jonathan Rhys Meyers y Scarlett Johansson quienes destilan sensualidad y pasión, sobre todo, con una inconmensurable y muy sensual Scarlett Johansson en una de sus mejores interpretaciones hasta la fecha, lo que es mucho decir. El guión de la película tuvo que modificarse y convertir el personaje de Johansson en estadounidense, ya que en un primer momento el personaje estaba pensado para que lo interpretase Kate Winslet, pero la actriz británica rechazó a última hora el papel para tener más tiempo para dedicar a su familia. La película, lejos de decaer con el rechazo de la actriz ganadora de un Oscar por The Reader, se convierte en una de las obras cumbres de Woody Allen definiendo a la perfección cada personaje y mostrando sus miedos, obsesiones y vergüenzas sin realizar ningún juicio moral o de valor.

La que es la película favorita de Woody Allen en su filmografía, según unas declaraciones que él mismo realizó y que fueron recogidas por Eric Lax en su libro Conversaciones con Woody Allen,  parece estar claramente inspirada en la novela Una tragedia americana de Theodore Dreisier y en su adaptación cinematográfica Un lugar en el sol (1951), protagonizada por Montgomery Clift y Elizabeth Taylor. Sin embargo, Match Point se caracteriza por un tono mas sombrío que el de la novela de Theodore Dreisier y su posterior adaptación cinematográfica de 1951. A pesar de ello, Allen no puede dejar pasar la ocasión de realizar alguna broma o introducir algo de comicidad en el filme como se ejemplifica en la pareja de investigadores y, sobre todo, con la elección de Ewen Bremner, Bud en Trainspotting, como un policía encargado de resolver lo que parece un asesinato relacionado con las drogas.

Sin embargo, el filme esta rodeado de un gran pesimismo y cinismo, sobre todo en el final, contando una historia de una terrible brutalidad que dejará al espectador en shock  y haciendo que se cuestione sus propias miserias y existencia varios minutos después de que la película haya terminado. Y es que la película haría desfallecer al más optimista de los humanos al mostrar la vida como un sin sentido, sin ningún significado y sin ningún tipo de justicia. El protagonista, descubre y reitera que no hay ninguna providencia ni ningún tipo de justicia y que la suerte es lo único que marca la diferencia, llegando a decir que “la existencia es fruto del puro azar. Sin fin, ni designio. (…) Yo creo que la fe es el camino más fácil”. Se representa al ser humano como un ser solitario, en el que sus actos no importan y solo dependen del más estricto azar. Incluso hay un momento en el filme, ya encaminándose hacia su final, donde el protagonista, envuelto en remordimientos, tiene una conversación con su amante y la vecina de ésta, ambas asesinadas por él, en la que confiesa que le gustaría que sus crímenes fueran descubierto y él ser castigado porque significaría que existe una verdadera justicia y que la existencia humana tiene algún sentido.  Sin embargo, no se cumplieron los deseos del protagonista y la suerte tomó partido dejando al protagonista envuelto en la oscuridad. No tanto por los terribles crímenes que había realizado, sino por la constatación  de que no existe ningún tipo de justicia moral subrayando su soledad e insignificancia como ser humano cuyo destino depende solo del puro azar.

Estos sentimientos, divagaciones y pensamientos del personaje principal se representan a la perfección y con un gran estilo en la escena final donde el protagonista se encuentra apartado y aislado de su propia familia con una mirada triste, mientras escuchamos en off al resto de miembros de la familia deseando que el hijo del protagonista tenga suerte en la vida. Pero si tenemos que destacar una escena de la película, sin duda , tenemos que volver a la escena donde al personaje principal se le aparecen los fantasmas de las víctimas de sus crímenes. En esta escena, Woody Allen nos deleita con todo su inconmensurable talento y resume con gran inteligencia el mensaje filosófico que quiere transmitir mostrando los verdaderos miedos del personaje protagónico. Allen aprovecha  este momento para mostrar su lado más filosófico y reflexionar sobre la religión y el sentido de la vida, temas recurrentes en las obras del director neoyorquino.

Una obsesión también recurrente en la filmografía de Allen es el choque entre diferentes clases sociales, como podemos ver en películas como Blue Jasmine o Si la cosa funciona entre otras. Este asunto es tratado en Match Point  con crudeza mostrándonos la lucha de clase que subyace en las relaciones de los personajes y el ansía del protagonista por escalar en la sociedad, siendo capaz de todo para no renunciar a su nuevo estatus social. Inolvidable el diálogo del protagonista con un antiguo amigo donde el personaje se cuestiona entre elegir a la persona que quiere o la persona que le provee su nueva posición social y cómo al final decide decantarse por la comodidad que le otorga su nuevo posicionamiento en la sociedad.

En definitiva, una de las mejores películas de uno de los mejores directores y guionistas de la historia al que se le une una actriz de grandísimo talento como es Scarlett Johansson que demuestra en este filme todo su poderío interpretativo. Todo esto unido a un gran guión y reparto que provoca que el espectador descubra nuevas lecturas y elementos en cada visionado, como ocurre con todas las grandes películas de la historia.

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