Dale la lengua que está dormida por los años de obras otras. Dale lo que puedes, que no puedes dejar los silencios de camas vaciar las palabras que amas. Dale que, de toda torcida que es ahora, sabes que te ama hasta mañana cuando está sana y no lo es.
Eso no lo encuentras por todos lados, pero no toques la pena que aguanta la tierra que nos hace pertenecer.
No es tuya.
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