En el imaginario colectivo, el político y la política está asociada con la hipocresía, la añagaza, la triquiñuela, la artimaña, la trampa, la falsedad, la corrupción, y cualquier otro epíteto procaz que se le quiera atribuir. Muchos tienden a suponer que quien se mete en política, lo hace por algún interés personal o alguna ambición individual, pero eso NO es Política, eso es Politiquería, la que precisamente se ha venido haciendo durante décadas en el país. Es esa misma práctica decadente, la que impulsa a muchos de los actuales pseudo-intelectuales y falsos líderes en Venezuela, a siempre aspirar el poder político para hacerse con el poder económico, de allí que muchos políticos se hayan metido a empresarios.
La palabra Política tiene su origen etimológico en la palabra griega antigua πολιτική –politikḗ-, y esta a su vez de la palabra πόλις –polis– (ciudad), es decir hace referencia a algo relativo a la sana convivencia entre los ciudadanos, en donde los políticos -fuesen estos preparados o aficionados- , eran electos y otros sorteados para un cargo; no podían hacer promesas, sólo podían proponer cosas que la gente aceptaba o rechazaba; y a pesar de que tenían un sueldo muy bajo, el mayor pago para ellos, era ese sentimiento de orgullo, de honor y gloria, por haber servido a la comunidad política, siempre aspirando a la superación individual y colectiva de sus conciudadanos en la Ciudad-Estado.
En la antigüedad no había partidos políticos, ¡sólo ciudadanos!; los ciudadanos estaban dispuestos a aceptar la opinión bien argumentada de otro ciudadano; se debatía no para ganar un simple debate, sino para encontrar juntos la mejor idea para el bien de todos los ciudadanos, que conformaban aquellas antiguas Ciudades-Estado helénicas; lo que significaba que el interés de la Ciudad-Estado, se encontraba por encima de los intereses de las camarillas con sus derivas mezquinas por el poder.
Los venezolanos debemos superar esas barreras intangibles que crean los “partidos políticos”, pues muchas veces, la gente defiende a ultranza la posición de su propio partido político, con una retórica alambicada, rica en silogismos baratos, para defender lo carente de razón y verdad, y a sabiendas de que no se posee la razón; no parecer que se le da terreno al adversario que llegase a tener una opinión bien argumentada; los politiqueros que asumen esa postura, no hacen sino evidenciar una supina inmadurez política y una puerilidad de grandes proporciones, desviando el camino lejos de lo que más le conviene a la Nación, sólo para guardar las apariencias de sus parcelas de interés, representadas en los partidos políticos que no poseen la capacidad de discernir cuales son los verdaderos intereses de la Nación, con sus grandes objetivos.
Los jóvenes venezolanos nacionalistas, poseemos la consciencia de que tenemos el poder para cambiar cosas, por eso tenemos ganas de hacer Política, ¡la verdadera Política!, reivindicadora de las virtudes ciudadanas. Nuestra generación, es mucho más crítica que las anteriores, porque el avance tecnológico ha permitido que haya un mayor flujo de conocimiento sistemático; el conocimiento es poder y entre más ciudadanos lo posean, seremos cada día más libres de la esclavitud del populismo y de la demagogia.
Venezuela quiere ORDEN.Sergio David Díaz Yaguarán
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