Se siente raro

 

Me despierto. Temprano y sin ayuda, fenómeno tan poco frecuente. Generalmente requiero de la ayuda de una(s) docena(s) de alarmas que emanan de mi teléfono calculadamente puesto en el otro extremo del cuarto; o el grito solidario de alguna de mis roomates a quien le pude haber pedido el favor de sacarme del 5to sueño al que suelo viajar cada noche. Mi WhatsApp colapsado del nerviosismo colectivo de mi gentilicio ante los rumores de un posible estallido político al que tan naturalmente estamos acostumbrados.

Se siente tan raro leer con diferencia horaria la cronología del rumor. Desde la escalada inicial de los runrunes que componen el episodio maniático de turno hasta su desenlace natural. Notas de voz que desmienten una intentona golpista, otras que más que aclarar, profundizan el estado de duda e incertidumbre; y el omnipresente mensaje viral de joda, como la del “audio exclusivo desde el helicóptero”. Y es que eso nunca hace daño: un poco de risa estúpida ante tanta locura deshilada. Todo esto ocurrió y se calmó en la madrugada de aquí. Lo leo todo a destiempo como si hubiese pasado todo en un mismo minuto. Que si el del video es un actor, que si Maduro salió amenazando con defender el régimen con las armas a toda costa. Detenidos, heridos, violaciones constitucionales, pronunciamientos, declaraciones. Otro día más de eventualidades del episodio surreal que llevamos dos décadas viviendo. Pareciera que cada día es igual y tan distinto al mismo tiempo. Pareciera que se está navegando algún mar abierto con la certeza de que llegaremos eventualmente a una costa, solo que sin saber ni cuándo ni a cuál. Pienso en cómo saldrá todo expuesto dentro de unos años en los libros de historia. Pienso en si se logrará traducir con éxito a las páginas (o a las pantallas) la sensación desfragmentada de los días. El hecho de que un día ya no es una medida suficientemente acertada para hablar de lo que pasa. Hace falta dividirlo en madrugadas, mañanas, tardes y noches- porque cada fase contiene suficiente tiempo e incertidumbre para que en ella ocurra cualquier cosa o al menos así siento desde la lejanía lo que me llega. Las cosas se solapan y me pregunto si se logrará plasmar esa sensación. Pienso en la cara de ponchada de la latinoamericana que me preguntó sobre la situación el otro día, pienso en su igual mezcla de incredulidad, shock y sorpresa al escucharme hablar de los muertos y heridos. Era de un país vecino, me sigue sorprendiendo que la realidad siga sorprendiendo. La gente afuera sabe que las cosas no están bien, pero la sorpresa viene al conocer los detalles específicos de ese “no estamos bien”. Pero lo comprendo, porque ni nosotros mismos entendemos. 

Leo otro grupo de WhatsApp en el que hay un debate amistoso de opiniones. Ayer fue el día del periodista. ¿Somos todos los comunicadores sociales periodistas? Después de 5 años de formación académica centrada en la importancia social y la vocación en torno al ejercicio del 4to poder tanto desde el reportaje como la investigación, ni nosotros tenemos una respuesta clara. Me gustaría hablar con mi abuelo para saber qué opina él, al haber sido uno de los primeros en pertenecer al Colegio Nacional de Periodistas sin haber estudiado la carrera porque en aquél momento no existía, quizás me tuviera alguna perspectiva fresca. Al final, en estos tiempos, ¿no somos todos un poco periodistas? Abriendo camino con machete en un monte de censura y desinformación digital para llegar a la verdad. 

De este lado del charco el perro salchicha del vecino está asomado viendo los carros en la calle pasar: así comienza todos sus días. Yo hago lo mismo tomándome un café y leyendo WhatsApp. De este lado del charco el día empieza con total normalidad, mi teléfono es el cordón umbilical que me mantiene un poco en casa. El artefacto que de vez en cuando me hace creer que estoy amaneciendo en mi cuarto de Caracas, mirando el Ávila, cuestionándome las mismas cosas. Se siente tan raro leer todo a destiempo. Se siente raro coexistir en dos husos horarios; uno incierto y caótico y otro incierto y de paz. 

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